Sin lugar a duda, si hay un maestro que sabe conjugar a la perfección el arte de la magia con la belleza de la palabra es René Lavand. "La belleza del asombro y la belleza de lo simple", como él bien califica a su propia magia...
Tuve la oportunidad de volver a ver al maestro este pasado fin de semana, en el congreso de magia de Almussafess (Valencia) y pude apreciar en todo su esplendor la belleza de su magia...
René Lavand nació en Buenos Aires, allá en el año 1.928. Quedó manco de la mano derecha tras sufrir un accidente automovilístico a los 9 años. El complejo tan grande que tuvo lo venció gracias a su deseo de superación. Ese deseo le llevó a ser autodidacta: empezó a crear sus propias técnicas para adaptarlas a su incapacidad puesto que no existían libros que enseñaran técnicas de magia a una sola mano...
En secreto practicaba sus juegos mientras que comenzó a trabajar como empleado de banco. Sus padres sufrían porque pensaban que su hijo no podría realizar los "milagros mágicos" con una sola mano. Pero sus esfuerzos terminaron por hacerle único en su estilo...
Animado por sus compañeros de banca, a los cuales mostraba sus pequeñas hazañas con las cartas, comienza realizando sus primeras actuaciones a la edad de 32 años en el teatro Tabarís. Desde entonces, efectúa giras internacionales; muestra su magia en la televisión y en diversos círculos y congresos de magia, recibiendo en todos ellos una gran ovación. Ha dado la vuelta al mundo en varias ocasiones mostrando su arte, cosechando en todas ellas un gran éxito...
Reside, con su esposa Nora, en la ciudad de Tandil donde acomodó un ferrocarril para recibir a sus amigos (entre ellos Juan Tamariz) y sus discípulos. Además de ser todo un caballero, es un melómano y un erudito (o como él dice "contrabandista de frases). Y confiesa ser amante de nuestro pais y de nuestros grandes artistas (Picasso, Dalí...)
Aunque su especialidad siempre ha sido la magia de cerca, probó también con la manipulación y la magia de escena, siendo su mago favorito Chaning Pollock. René confiesa que de no haber tenido el accidente, hubiese sido violinista. Pollock le dijo: "...a cualquier cosa que te hubieses dedicado, habrías llegado a ser artista..."
La gente que no le ha visto actuar en directo, queda sorprendido por la destreza de sus juegos a una mano o ilusiones, como preferiere llamarles él. Sin embargo, creo que la verdadera grandeza de René es su maestría para ensamblar las historias que cuenta con los juegos que realiza. No hay nadie mejor que maneje las pausas y los silencios, creando una atmósfera drámatica alrededor de los espectadores.
No olvidaré jamás su actuación y el coloquio (¡que no conferencia!) que nos brindó en Almussafess. Sus historias, sus anécdotas, sus juegos: en definitiva, su sabiduría. "Dentro de poco me retiraré" -confesó- "pero seguiré creando magia... Mejor retirarme ahora con un 7,5..." nos dijo pero sabe perfectamente que ya ha llegado al 10...
"La única meta del artista es convencer al mundo de la verdad de su mentira..." nos recuerda el maestro René Lavand a lo largo de su espectáculo, citándonos esa frase de Picasso. Pero que bonita mentira nos dedica en el desarrollo de su espectáculo...
Aunque ya os puse una ilusión suya en
este otro artículo, os dejo
esta otra que es una adaptación de todo un clásico de la cartomagia...